Ondooooo!! Ya tenemos tres seguidores del blog. Ongi etorri
Antes de seguir con la otra parte de “Aventura en Africa” voy a hacer un inciso, que digoo, voy a hacer una entrada para dar la bienvenida a este trío de amigos y a los futuros que se puedan apuntar.
Los tres son gente culta, quiero decir que saben reír, que se emocionan, les gusta la música, saben escribir, dibujar leen poemas, cuentos e historias y encima saben hacer chistes o sea que tienen chispa. Como se que a los tres y a nosotros nos encanta la literatura, osease jeje!! La lectura!!! Os voy a recomendar un libro escrito haya por los años de 1534 o 1535, que hace poco ley y con el cual mucho me rey Jajaja!!! Como sabéis que me encantan los retos, no voy a poner el titulo para que lo adivinéis, aunque creo que en cuanto leáis el prologo escrito por el autor enseguida lo adivinareis
A los lectores
Amigos lectores, que este libro leéis
Despojaos de toda afección,
Y al leerlo no os escandalicéis;
No contiene ni mal ni corrección.
Cierto que aquí poca perfección
Aprenderéis, si no es en materia de reír;
Otro argumento no puede mi corazón elegir
Viendo el duelo que os mima y consume.
Mejor es de risas que de lágrimas escribir,
Pues es lo propio del hombre reír.
Buscando Buscando,he encontrado un pequeño fragmento.
ResponderEliminar¿Cómo será, que el hermano Jean pueda tener tan hermosa nariz?
- Porque así lo quiso Dios . El, en su divino arbitrio, nos modela como los alfareros sus vasijas.
- Y como el monje Jean, fue el primero en acudir al mercado de las narices, adquirió las más bellas y grandes.
- Seguid si queréis -adujo Jean-, pero, según la verdadera filosofía monástica, habéis de saber que lo que decís se debe a que mi nodriza tenía las tetas blandas y, hundiéndose en ellas mi nariz como en manteca, fueron creciendo a su sabor, como crece la pasta con la levadura. Las nodrizas de pechos duros hacen chatos a los chiquillos.
Llegó de los primeros a la feria de las narices y cogió una de las más bellas y más grandes
ResponderEliminarDéjate de cuentos dijo el monje. Según la verdadera filosofía monástica, es porque mi nodriza tenia las tetas flácidas, al mamar se me hundía la nariz como en la mantequilla, y allí subía y crecía como la masa en la artesa, las tetas duras de las nodrizas hacen a los niños chatos.
Ya tenemos mas datos, mi librito esta traducido por Alicia Yllera de ediciones Cátedra