sábado, 7 de abril de 2012

Cierto que el estudio seguía espantándola un poco. Le lanzaba miradas prudentes, estupefacta por semejante desorden y dejadez. Delante de la estufa yacían amontonadas las cenizas del pasado invierno. Aparte de la cama, el pequeño aguamanil y el diván, no había más muebles que un viejo y desvencijado armario de roble y una gran mesa de pino, atestada de pinceles, de colores, de platos sucios, una lámpara de alcohol, sobre la que había quedado una cacerola de fideos. Aquí y allá había dispersa unas sillas de enea despajadas, entre unos caballetes cojos. Cerca del diván, la vela de la víspera estaba tirada por el suelo, en un rincón del parque, que debía de barrerse una vez al mes, y entre todo aquello no había más que un reloj de cuco, un reloj enorme, con unos adornos de flores rojas, que parecía alegre y limpio, con su tictac sonoro. Pero sobre todo lo que la espantaba eran unos bocetos que colgaban de las paredes, sin enmarcar, una cascada de bocetos que descendía hasta el suelo, donde se amontonaban en un hacinamiento de telas tiradas en desorden. Emile Zola..La Obra

1 comentario:

  1. Hablando de estudios y pinceles llenos de colores, hoy al volver para casa de las vacaciones de Semana Santa hemos estado visitando el museo que en Albi (Francia) su ciudad natal hay dedicado a Toulouse-Lautrec. El museo está ubicado en el palacio de la Berbie, en pleno centro de Albi, justo al lado de su famosa catedral. Nos ha gustado mucho pero como teníamos que volver a casa, nos hemos dejado alguna sala por ver, pero volveremos.

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